Lo escribe Mauricio Cabrera citando datos estadísticos de USA y también encuesta de Polimétrica en Colombia. En las denominadas tendencias o ideologías, logra detectarse que la falta de educación hace que las personas escojan el pensamiento de derecha como una manera de asegurar su futuro. Qué paradoja, escogen el pasado como forma de garantizar lo que está por venir. Es decir, en letra sencilla, se deciden por lo existente, por lo ya conocido, influyendo en sus decisiones la falta de conocimiento, su educación elemental. La ignorancia los matricula en la derecha porque se comportan como rebaño, cual manada, guiados por el líder sin analizar situaciones. No conocen otra forma de pensamiento, no pueden hacerlo porque la falta de educación les impide tener criterio propio. Lo que diga el jefe… De allí que el populismo hace mella en sus vidas. Son mas propensos a creer en conspiraciones, datos fantasiosos o fake news, porque no hay lógica en su pensamiento. Pura emocionalidad, “pensando” con las entrañas, con lo que sienten y no con la razón. Y lo que diga el jefe…Conservar lo existente, así genere exclusión y desequilibrio, es lo que motiva su actuar. Es una derecha universal, con similitudes en cualquier nacionalidad que se viva. Su principio básico conservar y frenar. No hay nada que cambiar.
Pero nos rompieron el libreto: a cada ciudadano de este mundo, cualquiera que fuera su rol, posición, género, religión o país, le quebraron sus planes. La visión newtoniana causa-efecto, determinismo, piezas de un reloj que encajan, desapareció. Y sin querer queriendo, la pandemia nos metió de lleno (sin consultar) en la cosmovisión cuántica. Para muchos es desconcertante porque los planes dan seguridad, certezas. La incertidumbre es una bofetada para la razón. Es en el mundo de la incertidumbre y su contraparte, la creatividad, donde estamos viviendo. Aceptar el cambio es una forma mas sana de enfrentar la razón. Pero en esa cosmovisión no cabe la ideología derechista. El pensamiento de derecha está anclado en lo conocido, en lo existente, muy lejos de la innovación y de enfoques cuánticos. De allí su necesidad de que el mundo no cambie. Es el mundo de la ignorancia el miedo, de los caudillos, del populismo. Necesita certezas, mundos quietos, congelados, donde todo permanezca. Añora el pasado y cree que “todo tiempo pasado fue mejor”. Por eso cualquiera que piense por ellos, que los “libere” de riesgos, así les diga mentiras, es acogido como un salvador. “Muéstreme su película yo la creo porque no me gusta mi realidad”. Las palabras de Mario Alonso Puig (que ha propósito vuelve este año a Exposer virtual) deben sonar como bofetadas: “Me asustan mas las ideas del pasado que las del futuro”.
Un pensamiento de izquierda quiere cambios, está abierto a modificar. Podría decirse que está mas cerca de la cosmovisión cuántica. En el centro, la aceptación de que el mundo debe evolucionar y conservar ciertos principios pero aceptando que el devenir de los acontecimientos obliga a la creatividad. Estados Unidos, con sus elecciones, es un referente universal para analizar qué tanto el pensamiento queda matriculado en la derecha signada mas por la ignorancia y el miedo o en la izquierda arriesgada y con necesidades imperiosas de equidad y evolución.
Gloria H. @GloriaHRevolturas